jueves, 9 de enero de 2014

Entrevista a Don Quijote

Buenos días, nos encontramos junto al grandioso Alonso Quijano, también llamado Don Quijote de la Mancha, una gran persona y amante de la literatura, aunque los rumores digan que está un poco loco. Su afán por la lectura de caballerías ha hecho que pensemos en él para realizar esta entrevista.



-¿Qué tal se encuentra don Alonso?
-Buenos días dulce damisela, hoy es un gran día simplemente por el hecho de hallarme aquí junto a vuestra merced.
-Ya sabemos que es usted un gran apasionado de las novelas, pero ¿cuáles son sus favoritas?
-Sin más cavilación, puédole decir que adoro las novelas de caballerías. En parte de mi vida he llegado a convertirlas. Osaría yo decir que parte de la novela de caballerías narra mis hazañas. Don Quijote de la Mancha, así me llaman.
-¿Dónde ha estado usted todo este tiempo?
-De aquí para allá sin rumbo fijo, aprendiendo y combatiendo a todo aquel que a desafiarme se atreviera. 
-He oído que ha vivido usted grandes aventuras, pero ¿no temía por su vida al enfrentarse a los peligros que se le cruzaban por el camino?
-¡Cómo se atreve! Yo soy un gran caballero que a nada teme, me he debido de enfrentrar a ejércitos de miles de guerreros, he peleado contra viles gigantes y he luchado con unos feroces leones. Además he contado con la ayuda de mi fiel y lerdo escudero Sancho Panza. Es un poco vago el hombre pero cuento siempre con su leal ayuda y atención.
-¿Y qué le mueve a realizar todas estas heroicidades?
-Como caballero que soy lucho por vencer a todos los malvados que atenten contra las buenas personas que ningún mal hayan hecho nunca. Intento ayudar a desfavorecidos, y lo más importante, conquistar a mi preciosa señora Dulcinea del Toboso, mi gran inspiración y la que me lleva a combatir contra cualquiera para lograr su amor.
-Se nota que está usted muy enamorado, y ¿esta Dulcinea conoce todo lo que está luchando para conseguir su amor?
-Creo ser consciente de que muy a menudo debe recibir noticias mías, porque ¿quién no ha oído hablar del gran héroe Don Quijote? Probablemente ella sueñe conmigo todas las noches, al igual que muchas otras damas, pero yo solo tengo ojos para ella. Aún así, tengo muchos rivales, pues tal es su belleza que más de uno lucha por su amor al igual que yo. Pero a Dios pongo por testigo que moveré cielo y tierra para casarme con ella, ya tenga que matar a cien hombres o a mil gigantes más.
-Bueno, volviendo al tema de la literatura, ¿cuántas novelas cree usted que ha leído?
-Sería imposible de contarlas, cientos, quizá miles de millones de novelas, algo extraordinario. Y debo añadir que,  gracias a mi inefable afición por la lectura, soy un hombre muy perspicaz e inteligente, pues conocimientos tengo por miles y todos ellos tan útiles como la misma vida en la que hoy en día vivimos.
-Se dice que al leer tantas novelas de caballerías usted perdió la cabeza, ¿es algo cierto, o sólo una estratagema para confundir a sus rivales?
-Tal como dices fue una gran estrategia meticulosamente preparada para vencer a todos los rufianes que vagan por este mundo en busca de hacer el mal. Aún así, tome el sobrenombre de loco, y nadie cree ahora mis grandes hazañas. Incluso me quitaron todas mis novelas, y nunca supe que hicieron con ellas, un acto que siempre guardaré con rencor en mi corazón.
-¿Qué cree que haría si viviera en estos difíciles tiempos en los que nos encontramos?¿Seguiría encerrándose en sus libros o haría caso a las recomendaciones de su cuerdo escudero Sancho Panza?
-Nunca haría caso de las palabras de ese hombre, es fiel sí, pero eso no quita que sea un hombre muy ignorante y completamente inculto que no conoce los grandes problemas de la sociedad intelectual actual, en la cual yo encajaría perfectamente. Él sólo conoce de agricultura y de ganado, algo inservible en la actualidad.
-Se me acaba el tiempo señor Alonso, por lo que debo decirle adiós, ¿le gustaría añadir algo más para concluir esta entrevista?
-Por supuesto, me gustaría decir que me ha gustado mucho esta experiencia, pues nunca nadie me ha entrevistado antes, y recordar que si alguna damisela se encuentra en apuros no dude en avisar al grandioso don Quijote de la Mancha, acudiré raudo y veloz sin detenerme siquiera a pensarlo. 
-Muchas gracias don Alonso por su tiempo y su atención. Aquí nos despedimos de este gran hombre que ha marcado un antes y un después en la literatura tanto española como universal. 

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